Los juegos son una herramienta perfecta para introducirnos en el mundo de las normas y aprender a seguirlas -o a romperlas, a modificarlas o a adaptarlas-. De manera lúdica planteamos un objetivo, unas acciones para lograrlo, unas reglas y unas pautas; y así nos introducimos en la organización social, los hábitos de convivencia y la resolución de conflictos. Los juegos, así, son fantásticos para desarrollar las habilidades sociales.
Por otro lado todos ellos nos plantean ciertos retos, nos obligan a pensar, a plantear hipótesis y estrategias o poner en marcha nuestras habilidades. Una sesión de juegos en familia o entre amigos hará que se nos pasen las horas volando.
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