Las casas de muñecas en Europa gozan de una larga historia. La primera de la que se tiene referencias es de 1512, en que la Electora de Sajonia regaló una a sus hijas por navidad. La casita más antigua que se conserva es de 1611 y representa una casa de Nuremberg. Al principio no eran para los niños, sino que se consideraban objetos de exposición y colección, pues eran verdaderas obras de artesanía elaboradas con materiales nobles.
Para mostrar estilos de vida, para educar en buenas costumbres o hasta para ver cómo quedaría una casa con una determinada decoración... los usos fueron variados. Y han llegado hasta nuestros días, porque, ¿quién se resiste a jugar con un mundo en miniatura? Hoy en día existe una gran variedad de casitas de muñecas, más o menos realistas, más o menos complejas, adecuadas a todas las edades y perfectas para pasar mucho tiempo jugando, decorando e imaginando.
Filtrar