Los primeros días de la llegada de un bebé a casa son una locura. Si es el primero además, la inexperiencia multiplica por 100 todas las emociones. Y aunque no sea el primero, un bebé siempre es una revolución mágica para una familia. En estos primeros meses, los bebés empezarán a conocer el mundo a través de los sentidos. Todo se basa en percepciones, y crecerán a un ritmo frenético. Su desarrollo es exponencial, tanto físico como mental. Crear un entorno seguro, estable y acogedor es básico para su bienestar, y también para los padres.
Durante las primeras semanas, sus necesidades son unas, y van cambiando día tras día a medida que crecen. Poco a poco, su interés por el mundo les llevará a gatear, a aprender sus primeros pasos... Todo es nuevo, todo es interesante... ¡Tienen un mundo entero por descubrir! Con unos juguetes adecuados -y sobretodo seguros- podemos estimularles de forma positiva y acompañarlos en la aventura de crecer. Materiales que le inviten a manipular, chupar, explorar, investigar, tocar y probar...; que resulten divertidos pero que no se lo den todo hecho; juguetes que provoquen, pero que se adapten a las habilidades del peque en cada momento de su crecimiento
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